El Faro de Oriente se consolida como el principal enclave cultural de Iztapalapa y sus alrededores
Con más de 84 mil alumnos preparados en sus instalaciones, la Fábrica de Artes y Oficios ha cobrado reconocimiento internacional
El Faro de Oriente se convirtió en pionero de toda una red de espacios de formación no escolarizada de artes y oficios
Al llegar a sus primeros 15 años, el proyecto ha permeado como una fórmula para generar en la comunidad el sentido de pertenencia
A 15 años de su creación, el Faro de Oriente se consolida como un proyecto capaz de construir un enclave cultural y de formación no escolarizada en Iztapalapa, pero también como la semilla de toda una Red de Fábricas de Artes y Oficios que incluye a los Faros Tláhuac, Milpa Alta e Indios Verdes.
Este proyecto nació en 1998 con el rescate de un edificio abandonado entre un mar de basura, en la Colonia Fuentes de Zaragoza de la Delegación Iztapalapa. El sitio se transformó con una estructura peculiar: un barco de concreto, obra arquitectónica de Alberto Kalach, que se asentó como una fábrica de producción cultural, en la que se desarrolló un proyecto capaz de integrar a la comunidad en un ambiente de expresión, pero principalmente de formación artística y para el trabajo.
La mañana del 20 de Junio del 2000, el barco zarpó. El timón era dirigido por el poeta Alejandro Aura, titular de la Dirección de Acción Social, Cívica y Cultural; Eduardo Vázquez, director de Desarrollo Cultural de la Ciudad de México, y Agustín Estrada, director de Programas de la Juventud del Gobierno del Distrito Federal.
Podían viajar a puerto seguro, instalarse en una zona de confort donde la cultura se explotara por montones; sin embargo, se dirigieron a una de las zonas más castigadas de la Ciudad de México, en la Delegación con los más altos índices delictivos.
“Trabajamos durante dos años (1998-2000), en el escritorio, un proyecto para jóvenes; después nos visitó el cantautor francés Manu Chao y recomendó incluir a niños y señoras para que el modelo sobreviviera.
“¡Le hablábamos de un proyecto para jóvenes y él hablaba de señoras!, no entendimos el ancla que nos lanzó hasta que, al inaugurar, los primeros en entrar fueron ¡señoras y niños!”, recuerda Agustín Estrada, hoy coordinador de la Red de Faros.
De esa forma, el Faro de Oriente se convirtió en un proyecto de inclusión: niños, jóvenes y adultos conforman una comunidad estudiantil de entre 6 y 60 años de edad, que mediante los talleres de artes y oficios desarrollan su creatividad y su vocación artística.
Inicialmente, el Faro de Oriente ofertó 37 talleres --incluyendo los infantiles y de medio ambiente--, entre los que destacaron grabado, pintura, poesía, serigrafía, danza contemporánea, teatro, cartonería, escenografía, reciclaje y ebanistería.
Del 2000 a la fecha, el Faro de Oriente ha beneficiado a aproximadamente 84 mil 363 talleristas. Ha impartido 3 mil 710 talleres de artes y oficios a los que se inscribieron trimestralmente mil 600 alumnos, entre jóvenes y adultos; mientras que los infantiles y del medio ambiente recibieron, en esa misma temporada, a 600 alumnos.
“La Fábrica de Oriente se gestó con una columna vertebral formada por talleres, pero su alma se conformaba por los conciertos, las exposiciones y las muestras que le han llevado a forjarse una identidad propia”, aseguró Estrada.
Desde que zarpó, el barco ha aprovechado sus explanadas, jardines, biblioteca, áreas de exhibición, ludoteca, cineclub y galerías para hospedar obras de artistas de la talla de Francisco Toledo, Renoir, Rufino Tamayo, Salvador Dalí, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Rodin y Robert Von Gunten.
Ha realizado cerca de mil conciertos de diversos géneros musicales, como rock, jazz, tropical, blues, surf, ska, balkan, trova, heavy metal, world beat, pop, electrónica, dark, rockabilly, rap, punk, reggae y, también, de música clásica.
Sus explanadas han sido escenario para la presentación de artistas nacionales e internacionales, entre los que destacan Botellita de Jerez, Celso Piña, Oscar Chávez, Dj Aztek, Hello Sea Horse, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Panteón Rococó, Paté de Fuá, Real de Catorce, San Pascualito Rey, Santa Sabina, Sonora Dinamita y Zoé.
Así como el Instituto Mexicano del Sonido, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, el Ballet Folclórico Nacional de Rusia, Dj Target (Inglaterra), Los jubilados (Cuba), Ari Puello (España), Ginger Ninja (EU) y Charlottee (Chile), entre otros.
La Coordinación de Servicios Culturales del recinto registra aproximadamente 12 mil 980 actividades artísticas, entre exposiciones, proyecciones, performance, mesas redondas, ciclos de cine, puestas en escena y festivales temáticos a lo largo de esos 15 años.
De igual forma se reinventó y publicó la Revista Bitácora 09, que desde su creación en 2009 cuenta con 15 ediciones donde se promocionan y reseñan los eventos culturales que realiza el Faro. También se construyó el Computer Clubhouse, apoyado por la Red Intel de Computer Clubhouse, que introduce a los niños al mundo de la tecnología mediante la conexión del Faro a una red internacional de más de 100 Clubhouse distribuidos en 20 países.
El recinto realiza de manera permanente festivales como el del Día de la Tierra, el del Día del Niño, el Festival de Artes para Chavitos, el Festival de Noche Mexicana y el de Día de Muertos. Año con año realiza, además, festivales de aniversario, en los que involucra a toda la Red de Faros para que los talleristas, en coordinación, hagan gala del ingenio y la vocación que desarrollan durante los talleres.
La comunidad del Faro de Oriente también ha presentado actividades dancísticas y musicales en 12 festivales externos, entre los que destacan el Festival México Mágico realizado en Marsella, Francia (2009), la Noche de la Primavera en la Plaza de Santo Domingo (2008)), el Festival de Cine Macabro, el Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México (FICCO), así como en las últimas cuatro ediciones del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino.
Los festivales ayudan a que el Faro de Oriente sea considerado como el recinto cultural más importante de esa región de la Ciudad de México. Además de obtener reconocimientos internacionales como el Coming Up Taller 2002, que otorgó la Academia de Artes y Ciencias de Norteamérica, premiándolo por ser el mejor proyecto de atención cultural en zonas vulnerables de América Latina.
En 2007 y 2009 ganó el concurso Creación Joven, organizado por el Instituto de la Juventud del Distrito Federal, y obtuvo el primer lugar por su labor de fomento a la lectura en el concurso Premio al Fomento de la Lectura México Lee 2011, en la categoría de Bibliotecas Públicas.
Sin embargo, para Luis Galicia, subdirector del Faro de Oriente, el éxito de este proyecto no es sólo por tener una estructura de gloriosas dimensiones, ni la gama de talleres y festivales que de manera gratuita se imparten en él, sino el generar en su comunidad el sentido de pertenencia.
“Los chavos aprenden a identificarse con el Faro. No asisten por una calificación, sino por vocación. Nuestra gratificación y reconocimiento es saber que muchos de ellos culminan sus estudios en institutos como la Escuela Superior de Música, en la Esmeralda, en Bellas Artes”, asegura el subdirector del Faro de Oriente.
El Faro de Oriente se consolidó como un modelo por el que los jóvenes transforman su pasado deambulante en presente creativo. “Antes de entrar aquí, en la calle me veían como chavo pandilla y ahora me reconocen como artista”, asegura Jesús Hernández, quien toma ahora el taller de música.
El Faro también fomenta en los alumnos el interés por formar grupos y colectivos, como es el caso del Colectivo Última Hora, de cartonería y alebrijes; la Orquesta Atípica, del taller de música; Sociodanza, de danza contemporánea; el Colectivo Cuicali, de laudería; The Trasher Kids, del Computer Clubhouse; Faromar, del taller de diseño de prendas, y el Colectivo Tekpatl, muralistas que pintaron las obras que adornan las instalaciones del Faro de Oriente.
La labor cultural de su comunidad estudiantil también ha sido reconocida, y como muestra están los premios obtenidos en las distintas emisiones del Concurso y Desfile de Alebrijes, organizado por el Museo de Arte Popular, así como el primer lugar que obtuvieron alumnos de talleres infantiles en el certamen de Pintura Infantil México, Centroamérica y el Caribe, durante tres años consecutivos (2009, 2010 y 2011).
Sin olvidar las invitaciones para exponer sus obras en el extranjero, como lo hizo el Colectivo Última Hora para crear en Berlín (2008) su alebrije Bocho-Trajinera, y en el 2011 impartió diversos talleres de cartonería tradicional mexicana en Copenhague, Dinamarca.
“El Faro de Oriente se convirtió en la piedra angular de toda una Red de Faros, en la que cada uno cuenta su propia historia de vida. El de Oriente (2000) nació en la zona con el mayor índice de delincuencia; el Faro Tláhuac (2006) narra innumerables historias de violencia; Faro Milpa Alta (2006) se ubicó en una zona con los índices más grandes de suicidio, y Faro Indios Verdes (2009), fue establecido en una de las Delegaciones más inseguras de la Ciudad, la Gustavo A. Madero”, señaló Luis Galicia.
El Faro de Oriente celebra este año una adolescencia, en la que “ha sido inquieto, vagabundo, pero triunfador y viajero reconocido, que al ser iniciador de la Red de Faros, aún busca más expectativas, como la de generar más Faros, el de Aragón, por ejemplo, sería un bonito obsequio”, concluyó el coordinador de la Red de Faros, Agustín Estrada.
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