Autoría de Alejandro Ricaño y Sara Pinet, la propuesta es una trama melancólica que
invita a reflexionar sobre la pérdida de un ser amado y las consecuencias de dejar a una
mascota en la calle
La puesta en escena surge del taller-montaje desarrollado por el coreógrafo con el objetivo de acercar a los jóvenes artistas al mundo profesional del teatro